A raíz de un estudio elaborado por la OCU sobre la carne de pollo, tanto envasada como a granel, esta asociación detectó que sólo dos de las 78 muestras analizadas contenía salmonela. Sin embargo, entre otras carencias, se constató una falta de higiene generalizada ya que casi tres cuartas partes de las muestras poseían microorganismos aerobios.
Los resultados del estudio, que se publicarán en el próximo número de la revista de la asociación, señalan que este problema se ve agravado por la elevada temperatura a la que están las muestras de carne en el momento de la compra. Aunque la OCU recomienda que deberían estar por debajo de los 4°C, en la mayoría de los casos la carne se mantiene a una temperatura demasiado elevada, donde proliferan rápidamente las bacterias, potenciando los problemas de higiene ya existentes.
El estudio de la OCU también alerta sobre las fechas de caducidad de este producto. Según la asociación, ''no son nada realistas'' ya que ''no tienen en cuenta que el producto se va a distribuir en un camión o va a estar expuesto en lineales abiertos, lo que afecta a su vida útil''. Por este motivo, aconseja consumir este producto en las 24 ó 36 horas siguientes a la compra, o de lo contrario, proceder a su congelación.
Además, recomiendan comprar la carne al final de la compra y, si va a tardar en llegar a casa, utilizar una bolsa térmica. Para evitar contaminaciones cruzadas, hay que evitar que el pollo entre en contacto con otros alimentos, sobre todo con los que ya están cocinados.
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