En total, según el responsable de temas ganaderos de Asaja, José María Llorente, durante 2008 se chequearon 975 explotaciones, de las cuales 35 dieron positivo con algún caso de esta enfermedad (ocho más que en 2007).
El índice de prevalencia en la provincia es del 3,59%, el más alto de la región. Llorente reseñaba que la zona más afectada por esta enfermedad es la correspondiente al borde de la sierra de Guadarrama, desde Collado Hermoso hasta El Espinar y Villacastín.
Estos datos “no son alarmantes”, pero si podrían requerir de un cambio de actuación de la Junta de Castilla y León y, añadía la posibilidad, debido a que los índices de positividad no descienden, de llevar a cabo la vacunación como forma de inmunizar a las cabañas de vacuno. Esta solución, que está siendo estudiada, “impediría el comercio de animales con zonas no vacunadas”, lo que crearía perjuicios para los ganaderos.
No obstante, añadía el responsable de Asaja, la vacunación se baraja como una de las soluciones a esta enfermedad, que se transmite al compartir pastos y debido a otras especies salvajes. José María Llorente reseñaba que la Junta debe “tomar cartas en el asunto”, pero que “el consumidor no corre ningún tipo de riesgo”. Por su parte, el Gobierno regional ha aprobado en el Boletín oficial las ayudas para los ganaderos que han tenido que sacrificar animales.
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