Dos empresarios mallorquines entregaron en el 2003 a una sociedad de Guijuelo la nada despreciable cifra de 454 cerdos ibéricos para que éstos fuesen sacrificados y se elaborasen embutidos. Nunca más se supo de estos animales ni de sus elaborados. Los cerdos fueron criados en una Dehesa Extremeña propiedad de los perjudicados para que posteriormente fuesen sacrificados. La empresa salmantina, se comprometió a devolver tras el sacrificio de los animales, las piezas cárnicas y embutidos pero desde hace ya más de cinco años no se sabe nada del paradero de éstos jamones y embutidos (902 jamones y 687 paletas). Después de varios años, la Audiencia de Salamanca ha dado la razón a los dos empresarios mallorquines y éstos tendrán que ser indemnizados con unos 300.000 euros aproximadamente. Parece ser que la pesadilla de estos empresarios empieza a ver la luz y hechos como éste demuestran que la justicia aunque tardía al final es efectiva.
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