Según los primeros resultados de una prueba realizada por una ganadera de Washington, Susan Gross, las cifras parecen prometedoras. Diez cerdos de la misma camada se tomaron para hacer una prueba. A cuatro de ellos se les alimentó en los 4 últimos meses de vida con restos de la plantas de cannabis. Por el contrario, a los otros 6 se les dio la dieta habitual. Los cerdos alimentados con cannabis alcanzaron entre 9 y 13 kg más de peso que los otros.
Además, de la ganancia de peso, algunos dicen que la carne tiene más sabor. En Seattle, el carnicero, William von Schneidau, señaló que la carne de cerdo procedente de animales alimentados con cannabis se había vendido muy bien y que muchos de sus clientes destacaban que tenía más sabor. No hay claridad de opiniones sobre si la carne de cerdo alimentada con cannabis podría tener trazas de THC, que es el tetrahidrocannabinol, la principal sustancia psicoactiva del cánnabis.
En 2011, la Autoridad Europea de Seguridad de los Alimentos (EFSA) emitió un dictamen en el que recomendaba que todos los materiales para alimentación animal derivados de la planta entera de cáñamo (Cannabis genus) se incluyeran dentro de la lista de materiales que están prohibidos o restringidos en la alimentación animal. Asimismo, recomendó que para los materiales derivados de las semillas de cáñamo, se estableciera un contenido máximo de 10 mg de THC por kg.
Otro producto curioso usado en la alimentación de los cerdos es el maní, si bien, no es un producto novedoso, ya que en EEUU se usa desde hace años. Los cerdos alimentados con los cacahuetes se usan para la producción de un jamón curado y salado, llamado “Smithfield ham”, cuya denominación está regulada desde 1926.
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