La homologación del contrato-tipo se ha realizado a propuesta de la Organización Interprofesional Láctea, INLAC, y en su redacción ha trabajado intensamente la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA).
La organización ha valorado el nuevo contrato como un documento de consenso, “equilibrado para ambas partes y al servicio de los operadores”. “Esperamos sea utilizado”, han señalado. El nuevo contrato se ha homologado de conformidad con el régimen establecido en la Ley 2/2000, de 7 de enero, reguladora de los contratos-tipo de productos agroalimentarios. Supone un modelo de utilización voluntaria, que contiene todas las cláusulas que han de contemplarse en las negociaciones entre los ganaderos y los compradores de la leche cruda y debe servir por lo tanto, para dotar de seguridad jurídica a dicha negociación.
Entre otras cláusulas, regula el objeto, volumen, calendario y modalidad de recogida, precios y condiciones de pago del suministro, así como la calidad, trazabilidad, duración y prórroga del contrato.
UPA ha recordado no obstante que este modelo de contrato es aplicable sólo a las operaciones de compraventa entre productores y el siguiente eslabón de la cadena y que es urgente elaborar un contrato homologado para el siguiente eslabón lácteo, esto es, entre primeros compradores e industrias, dado que es “imprescindible” aportar estabilidad y transparencia también en ese eslabón.
“El contrato es un elemento más, pero quedan muchos, en el proceso de construcción de un sector estable y transparente”, aseguran desde UPA, que recalca que seguirá trabajando en defensa de los intereses de los ganaderos de leche y de la construcción de una cadena láctea estable, transparente y equitativa.
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