Un científico norteamericano, Jack Horner, está planeando volver a crear un dinosaurio a partir del código genético de una gallina, aprovechando los puntos de la anatomía gallinácea que comprueban la descendencia evolutiva.
Los cambios genéticos no serían realizados para “añadir nuevas funciones”, sino que para reactivar “funciones aletargadas”. Eso se conseguiría por medio de una técnica conocida como atavismo experimental, en la que los trazos genéticos de antepasados son recuperados artificialmente. Debido a la complejidad del proyecto, varias generaciones de embriones necesitarán ser probadas. Para cada función que el paleontólogo desee agregar en los animales, serán necesarias pruebas de muchas combinaciones genéticas. Según los cálculos de este palentólogo, la noticia del primer dinosaurio creado en laboratorio podría llegar en cinco años o, si tiene “mala suerte”, en siete.
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