Se fue el año de 2011 con más pena que gloria para la ganadería española. Un año en el que, a grandes rasgos, ha padecido el recorte drástico de las ayudas públicas, una nueva bajada de la renta agraria (por cuarto año consecutivo) y un fuerte incremento de la deuda del campo porque, prácticamente, se está produciendo a pérdidas. La consecuencia inmediata ha sido la bajada drástica en el número de explotaciones. Se ha cerrado un mal año, pero lo grave es que ha dejado una herencia peligrosa.
Las consecuencias de esta crisis ganadera va a afectar, en primer lugar, al paro, tan deteriorado en España. En nuestro país, más de 700.000 personas viven de la ganadería de forma directa, cifra a la que habría que sumar la gran cantidad de empleos indirectos que genera. Y en segundo lugar, sin que sea por ello menos importante, tenemos ante la mesa el grave problema de la desaparición de las razas puras españolas, imprescindibles por muchas razones que justificaría un reportaje entero. A modo de apunte rápido hay que destacar que su presencia sirve para mantener vivo el medio rural, cuidar del medio ambiente y los alimentos necesarios para la población.
El año pasado por estas mismas fechas publicábamos un reportaje en esta web de FEAGAS titulado “Adiós (por fin) al 2010”, en la que se reflejó el mal año que había sido para el campo español, apuntándose a continuación que el 2011 no pintaba nada bien. Para desgracia del ganadero español, todos los malos augurios se cumplieron y, en algunos casos, hasta se quedaron cortos.
Fuerte incremento de los costes de producción
El campo ha quedado muy marcado en este 2011, en el que los ganaderos han tenido que tirar nuevamente del crédito para poder afrontar los gastos de su actividad y en el que han padecido un descenso en la renta agraria de un 3,4% como consecuencia del aumento espectacular de los costes de producción que han lastrado todos los balances finales. En efecto, todas las partidas se han incrementado a lo largo de 2011: los fertilizantes subieron un 20,1%, la energía un 17,7%, los piensos un 15,6% y el gasóleo un 7,3%, según datos facilitados desde la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG).
Para los ganaderos, el principal problema de este año recién finalizado ha sido el espectacular incremento de los precios de las materias primas empleadas en alimentación animal. Tras la profunda crisis de costes de piensos en el año 2007-2008, 2009 fue de cierta recuperación. Sin embargo, la alegría duró poco para los ganaderos, porque desde mediados de 2010 hasta nuestros días, los piensos se han encarecido de nuevo de manera significativa.
Según datos del Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Medio Marino, entre septiembre de 2009 y septiembre de 2011 se produjo un incremento del 18,46% del precio del pienso de concentrado de vacuno de carne, cifra que maquilla un poco el dato de que entre mayo de 2010 y mayo de 2011 encontramos un ascenso porcentual del precio del mismo pienso de 29,4%.
La política no ayudó
La política tampoco ha estado muy del lado del ganadero español. A nivel comunitario, la propuesta de la reforma de la PAC ha conseguido poner de acuerdo a todos los partidos políticos españoles ya que perjudicará seriamente al agro español si se aprueba tal cual está ya que ahonda en aquellos aspectos que para nuestro campo ha supuesto la pérdida de un tercio de la renta desde 2003.
A nivel nacional, el ganadero español tampoco se ha visto muy representado por un Ministerio que se definió en cuanto cambió el nombre de “Agricultura” por el de “Medio Ambiente”, y en el que han primado más las medidas de tipo ecológico que ganadero.
Sí les ha beneficiado la integración del Régimen Especial Agrario de la Seguridad Social en el Régimen General de la Seguridad Social y la aprobación de la Ley de la Titularidad Compartida, ambas ya en vigor.
Por sectores, se puede hacer el siguiente balance.
Vacuno de carne: el margen percibido por el productor ha disminuido de manera alarmante, lo que hace que el sector se mantenga en un delicado equilibrio, únicamente aliviado por el aumento de las exportaciones de carnes y de animales vivos.
Sector lácteo: durante 2011, el precio pagado a los ganaderos por litro de leche se ha mantenido estable, aunque esto no significa que ha sido rentable. Tras el acuerdo alcanzado en la UE para la publicación del “Paquete Leche”, a inicios del próximo año, parece que la obligatoriedad de los contratos en el sector lácteo será definitivamente una realidad en la campaña 2012-2013. Los ganaderos españoles han continuado con una acción reivindicativa intensa en aras a conseguir una remuneración justa del precio de la leche, ya que la clara recuperación del precio en los mercados europeo e internacional no se pone de manifiesto en la misma medida en nuestro país.
Ovino y caprino: el sector sigue padeciendo la situación de incremento en el precio de los piensos, que eleva considerablemente los costes de producción de las explotaciones y compromete, por tanto, la viabilidad de las mismas e imposibilita en muchos casos hacer frente al endeudamiento en el que se encuentran muchos ganaderos (sobre todo productores de leche) debido a las inversiones para la modernización y mejora de sus explotaciones que tienen en curso. Continúa la tendencia de los últimos años del progresivo descenso en la cabaña de ovinos (con bajadas del 20% desde 2005), así como en el número de explotaciones, lo que da una idea de la difícil situación que está viviendo el sector.
Porcino: el año ha estado marcado por la crisis de costes y los problemas de control de la cadena comercial. El elevado precio de los cereales y otras materias primas como la soja, puso en juego la rentabilidad de las explotaciones agrarias, donde la alimentación supone el 70% de los costes de producción. Ya en el mes de enero de 2011 la crisis en el sector porcino hizo que la Comisión Europea se reuniese para el análisis de la situación del sector y las posibles soluciones inmediatas y a medio y largo plazo. La solución fue la apertura del almacenamiento privado, circunstancia que solucionó una estabilización de los precios, pero no una mejora de la rentabilidad, y mucho menos una mejora de la capacidad de negociación de los ganaderos en la cadena. Por último, se ha hecho pública la hoja de ruta del sector para el ajuste de éste a las nuevas normas de bienestar de los animales, sobre todo en las condiciones de las hembras gestantes, para que a lo largo del 2012 se acometan las restructuraciones necesarias en las explotaciones que quieran seguir teniendo esta fase de la producción. En caso de no cumplirlas, el 1 de enero de 2013 no podrá comercializarse carne procedente de animales obtenidos en ellas.
Avicultura: la avicultura de carne ha vivido un año con cotizaciones superiores a las registradas en campañas anteriores, que han permitido compensar el aumento de los costes de producción provocado por el alza del precio de las materias primas. En cambio la avicultura de puesta hasta la última parte del año no ha podido disfrutar de incrementos en los posibles, algo que no es suficiente para compensar la incertidumbre derivada de la puesta en marcha de la nueva directiva de bienestar.
Cunicultura: durante este año el sector cunícola ha experimentado una ligera mejora en las cotizaciones en origen, que sin embargo no han sido suficientes para compensar el importante incremento en los costes de producción, debido principalmente al aumento del precio del pienso. Esta pérdida de rentabilidad ha llevado a un descenso de al menos el 4% en el número de explotaciones en el último año. La carne de conejo se ha sumado por las cadenas de distribución a la lista de productos protagonistas de ofertas para atraer a los consumidores a sus establecimientos, lo que añade un componente de presión a la baja en los precios en origen.
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