En el último número de la revista “Málaga Ganadera”, editada por la Asociación Española de Criadores de la Cabra Malagueña (CABRAMA) se publica un interesante artículo titulado “Los retos del sector caprino ante la PAC más allá de 2013”, que extractamos.
Este artículo, firmado por los servicios técnicos de COAG Andalucía, comienza exponiendo lo que ha significado para el sector ganadero la PAC actual y los objetivos de la nueva, siempre en líneas generales, y finaliza con las propuestas que hace, ya centradas en el sector caprino.
En este apartado, exige una nueva PAC que esté dotada de presupuesto suficiente, que garantice el abastecimiento de la población europea en clave de soberanía alimentaria, que cuente con un sistema de distribución de las ayudas justo y que vaya dirigido a aquellos agricultores y ganaderos que ejerzan la actividad agraria, y con unos mecanismos de gestión de los mercados que realmente supongan una red de seguridad para los productores europeos.
El sector caprino arrastra en los últimos años una difícil situación que amenaza seriamente la continuidad de esta actividad en Andalucía. La PAC que surja a partir del año 2013 debe ser capaz de identificar esta problemática y disponer de herramientas que permitan afrontar el futuro con garantías, permitiendo la rentabilidad de las explotaciones y, con ello, un relevo generacional que actualmente no se está produciendo en la medida de lo deseable.
Uno de los objetivos de la Política Agraria Común debe ser garantizar la renta de los productores, objetivo que debe cumplirse a través de unos precios remunerativos en origen y un sistema de distribución de las ayudas justo y eficiente.
En el capítulo de ayudas PAC es necesaria una política que apoye al ganadero activo, que es el que realmente realiza una aportación a la sociedad, la cual va más allá de la simple provisión de bienes públicos medioambientales. Por todo ello, los pagos directos deben ir dirigidos a todos los modelos de producción de caprino, en términos de igualdad y calculados en base a la presencia de ganado en el campo, no en base a superficies pastables que no recogen la realidad de nuestra producción.
Resulta evidente que los cabreros no participan en la formación de los precios de la leche de cabra y soportan el abuso permanente del resto de eslabones de la cadena agroalimentaria. La nueva PAC debe ser capaz de reequilibrar las relaciones comerciales y garantizar que el precio de los productos se corresponde con su valor y con los costes de producción.
La volatilidad de los precios de los insumos constituye otro de los grandes problemas del sector y un reto importantísimo debe consistir en estabilizar los mercados de las materias primas destinadas a la alimentación animal. Los cambios del pasado han fracasado y desde COAG exigimos contar con mecanismos de gestión de los mercados actualizados y adaptados a la realidad económica y comercial de cada producto.
La aplicación de la condicionalidad ha supuesto enormes perjuicios a los cabreros andaluces. Es necesario reformular los términos de las exigencias para el cobro de las ayudas, simplificándolas y adaptándolas a la realidad de nuestra ganadería, de tal modo que dejen de ser un freno para el desarrollo del sector en Andalucía.
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