La desigualdad de oportunidades profesionales y personales obliga a muchas mujeres rurales a trasladarse a vivir a la ciudad y esta tendencia es un obstáculo para conseguir la sostenibilidad poblacional del medio rural. El Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino (MARM) ha elaborado el ''Diagnóstico de la Igualdad de Género en el Medio Rural'' que sugiere propuestas para acabar con este éxodo, como la adopción de medidas que favorezcan su arraigo de las mujeres en el territorio y alivien las ''fuertes cargas'' que soporta la población rural femenina.
En el prólogo de dicho informe, la ministra de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, Rosa Aguilar, apuesta por “el empoderamiento'' de las mujeres rurales como mejor garantía para asegurar la permanencia femenina en los pueblos, evitando así la huida a las ciudades, un éxodo que ''erosiona el patrimonio cultural y natural''.
La ministra considera que alcanzar la igualdad de género efectiva es responsabilidad de los poderes públicos y, además, un compromiso ético de los responsables políticos. Por este motivo, el Ministerio ha elaborado este documento que pretende ''arrojar luz sobre las desigualdades existentes'' y ''clavar un jalón desde el que poner en marcha nuevas medidas''. El objetivo fundamental del diagnóstico es servir de herramienta para la incorporación del enfoque de género en la Política Nacional de Desarrollo Rural, y se ha realizado a partir de encuestas a 4.645 habitantes de entre 20 y 65 años de zonas rurales.
El medio rural español supone una superficie de 426.353 kilómetros cuadrados que acoge a 6.694 municipios. En ellos habitan 8,23 millones de personas, el 49 % son mujeres cuya tasa de empleo que no alcanza el 50 %. Con estas circunstancias, el informe destaca que este éxodo femenino, no sólo aumenta la masculinización del medio rural, sino que reduce el número de apoyos familiares, lo que unido a la escasez de servicios de atención, sobrecarga a las mujeres porque son ellas quienes asumen las tareas de cuidado de las personas dependientes, y por este motivo, sus posibilidades de empleo, formación y ocio disminuyen.
La tasa de masculinización en la actualidad es del 103,9 %, es decir, por cada cien hombres, hay 96,1 mujeres; aunque en la franja de edad de 30-49 años llega a haber 84,7 mujeres por cada cien hombres. Otra de las razones que empujan a las mujeres a abandonar el medio rural es la situación laboral, ya que la tasa de inactividad femenina -entre 20 y 65 años alcanza el 38,4 %, y el 77,6 % de ellas realiza trabajo doméstico no remunerado. Según el informe, la ''organización social tradicional'' expulsa del mercado de trabajo a una de cada tres mujeres rurales y las que se encuentran en activo acusan la precariedad laboral, con una marcada feminización de la contratación temporal y discontinua. La brecha salarial de género es -según el diagnóstico- otro elemento importante, ya que los sueldos de las mujeres rurales se sitúan entre los 400 euros (o menos) hasta los 800 euros. Los ingresos de los hombres rurales, sin embargo, parten de los 800 a más de 1.800 euros.
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