El pasado año de 2010 ha estado marcado, en líneas generales, por la profunda crisis que, un año más (éste no es un problema nuevo ya que se viene arrastrando de ejercicios anteriores), siguen soportando los ganaderos españoles; por los cambios habidos en el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino (MARM), y por las conversaciones que se están llevando a cabo para la reforma de la PAC después de 2013.
Varios son los factores que han influido de forma directa en la crisis del agro español: ha bajado el consumo de muchos productos por la crisis económica que afecta de modo general al conjunto de la sociedad española; han proliferado las “marcas blancas”, lo que ha afectado a la calidad y a la competencia de la cadena alimentaria; se han incrementado los costes de producción, especialmente por la fuerte subida de los cereales, lo que ha provocado un notable incremento en el precio de los piensos (hasta un 60 por ciento); el 1 de julio subió el IVA; y, a partir de ahora, se han aumentado las tarifas eléctricas. El aumento de los precios en origen –en los casos en los que se haya producido, porque la mayoría trabaja con los mismos precios que en ejercicios anteriores- no alcanza esta subida de costes y la producción se produce a pérdidas.
Esto último es lo que achacan las grandes organizaciones sindicales en el “debe” de Elena Espinosa, ministra del ramo hasta el pasado mes de octubre, cuando fue sustituida por Rosa Aguilar. Elena Espinosa cerró su ciclo sin que se hubiese puesto en marcha ningún proyecto relevante en el sector, consolidándose, sin embargo, la hegemonía de las grandes empresas de la distribución, con la consiguiente reducción de los precios a los productores y el aumento de los mismos a los consumidores.
Tampoco se ha visto beneficiado el sector ganadero porque España ostentara la Presidencia Europea entre el 1 de enero y el 30 de junio, ni en los acontecimientos, ni en las soluciones adoptadas. Muy al contrario, se han gestado acuerdos con Marruecos y con otras partes del mundo, como el continente americano, que dejan en inferioridad a los productos españoles.
Es muy pronto todavía para analizar la labor de Rosa Aguilar al frente del MARM –ni siquiera ha llegado a los 100 días que pide el protocolo- pero existe el temor entre las Organizaciones Profesionales Agrarias de que su actuación se centre en mejorar la imagen del Gobierno en la gestión del medio ambiente y en intentar contentar a los grupos ecologistas –“vamos a pintar el Ministerio de verde”, dijo en su toma de posesión- por cuestiones meramente electorales.
El MARM ha presentado recientemente el dato de que la renta agraria ha crecido un 6,5 por ciento respecto al año anterior. Sin embargo, desde ASAJA, COAG y UPA se matiza que los 22.547,5 millones de euros alcanzados en 2010 le sitúan a niveles de 2005, que ésta aumentó la mitad que la media comunitaria (12,3 por ciento) y que el agricultor español está muy lejos del de otros países de la Unión Europea como Dinamarca, cuyo incrementó ascendió un 54,8 por ciento, Irlanda (+ 39,1 por ciento), Francia (+ 31,4 por ciento) o Alemania (+ 22,8 por ciento).
Durante este año se ha evidenciado la “incapacidad” de las distintas administraciones para poner coto a los abusos de las grandes cadenas de distribución, y dotar de seguridad jurídica a la negociación colectiva de los precios agrarios.
Dejando los grandes conceptos y entrando ya en lo particular, el (triste) protagonista del año ha sido, sin duda, el sector lácteo, principalmente, el vacuno, aunque el caprino haya adquirido también un papel relevante en los dos últimos meses del año.
El gran problema del sector vacuno de leche está en que los precios en origen de la leche continúan por debajo de los costes de producción. La creación del Grupo de Alto Nivel sobre la Leche no ha dado aún los frutos que se le exigían. Más fuerza ha adquirido la Interprofesional Láctea (INLAC), que busca generalizar los contratos homologados para lograr una rentabilidad digna del sector.
Según datos aportados por las Organizaciones Profesionales Agrarias gallegas, que bien pueden ser trasladados a las demás comunidades españolas, el valor medio percibido por la materia prima en origen se situó en los últimos doce meses en 28,2 céntimos de euro por litro, mientras que, según el MARM, al ganadero le cuesta 34 céntimos de euro producir un litro de leche.
Estos datos hacen que el importe abonado acumula un recorte superior al 30 por ciento en el último trienio. En diciembre de 2007, los profesionales percibían 45,87 céntimos por litro. Y en este tiempo, los gastos fijos de las explotaciones han experimentado un incremento superior al 25 por ciento. Así, piensos, combustibles, plásticos o fertilizantes han tenido aumentos que oscilan entre el 15 y el 60 por ciento en estos tres últimos años. Prácticamente se podía decir lo mismo del sector de leche del ovino y caprino, que también soporta estoicamente los elevados costes de producción, que minan unas producciones que ni siquiera consiguen cubrir gastos. El sector caprino lechero ha visto una luz a la esperanza con la implicación del MARM en la presentación del Plan de Acción para la Leche de Cabra.
Tampoco varía mucho el sector de la carne. El vacuno ha sufrido el incremento desmesurado de los piensos, problema al que hubo que añadir la falta de pastos en otoño, a los que no se pudo entrar porque las lluvias los dejaron impracticables, lo que provocó un incremento añadido de los costes de los ganaderos, que cifraron en un 20 por ciento superior a los tenidos en la misma época en 2009.
Los responsables del ovino afirman que el precio del cordero está entre 15 y 20 euros por debajo de 2009.
El sector porcino de capa blanca ha sido, sin duda, el más afectado por la subida de los piensos, y el segundo semestre del pasado año ha traído el cierre de muchas explotaciones. En el caso del ibérico, la sombra del fraude, con la incautación de 17.400 kilos de embutidos y otras piezas que se hacían pasar por ibéricos sin serlos, hizo mucho daño al sector.
Según las Organizaciones Profesionales Agrarias, los ganaderos pierden una media de 6.000 euros por cada 250 cerdos vendidos.
Estas pérdidas acabarán con la competitividad del sector y con el consecuente cierre de muchas explotaciones, que no podrán soportar un nuevo esfuerzo económico cuando todavía arrastran las secuelas de la crisis ganadera de 2007 y la bajada de los precios de la carne que se produjo entonces.
El sector porcino ha visto cómo desde el mes de julio los costes de producción se han encarecido un 12 por ciento es decir, han pasado de ser de un euro el kilo de carne de media durante el primer semestre de 2010 a 1,12 euros el kilo.
Estas cifras, aplicadas en una explotación media -que es de 500 reproductoras- hace que el coste de producción de la explotación sea 3.000 euros más caro que hace unos meses.
Paralelamente, se ha producido un descenso del precio de la carne en las últimas tres semanas, de manera que se ha pasado de cobrar 1,24 euros el kilo de carne a 1,11 euros el kilo, esto es, 0,13 céntimos menos por kilo, lo que supone un 11 por ciento de recorte en el precio del producto.
Tomando como ejemplo la explotación de 500 reproductoras, nos encontramos que los ingresos percibidos por los ganaderos se han recortado en 3.250 euros, que agravan todavía más las pérdidas provocadas por el incremento de los costes de producción.
Las causas de todo ello hay que buscarlas en la subida del precio de los cereales, lo que ha perjudicado a los ganaderos que dependen de este producto para alimentar a sus animales.
Otro sector que está pidiendo una reestructuración a gritos.
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