El 14 de septiembre fue un día importante para los cabreros malagueños. Y es que, tras dos años de numerosas reuniones, se publicó en el BOE un contrato tipo para el suministro de la leche de cabra. A priori, éste parece otro papeleo más fruto de incontables trámites burocráticos. Sin embargo, Asaja Málaga ve con ojos esperanzadores la homologación definitiva de este contrato. Hasta ahora, los cabreros entregaban la leche a la industria, pero no sabían cuánto iban a recibir por el producto. También les quedaba la incertidumbre de si volverían a recogerle la leche o no.
Ahora, estas incógnitas se disuelven con el nuevo contrato, que ya existía para la vaca y la oveja, y que se ha incorporado a un sector que Málaga ha de proteger con esmero. No en vano, con sus más de 1.500 explotaciones y un censo de animales productores de más de 250.000 cabezas, es líder a nivel nacional. La producción total de leche de cabra se sitúa así entre los 75 y los 80 millones de litros, es decir, más del 15% del total nacional.
El nuevo contrato, explica Carlos Carreira, veterinario de Asaja Málaga, tendrá una duración mínima de cuatro meses y para la fijación del precio, las partes acordarán un precio base garantizado que se implementará con un precio variable en función de las condiciones de mercado y los parámetros de calidad. “Creemos que es una herramienta importante que aportará transparencia y estabilidad en las entregas y los precios. Hasta ahora los cabreros de Málaga estaban francamente desprotegidos”, asevera al tiempo que reconoce que para poder llegar a un consenso entre productores e industria “ha sido necesario renunciar a alguna de nuestras peticiones”.
Aunque no es exactamente el contrato deseado, Asaja Málaga espera que se convierta en un instrumento útil para el fortalecimiento del sector. “Al menos servirá para sentar las bases. En un futuro podremos revisarlo en función de los resultados que se obtengan”, añade Carreira.
Inquietud por superar la crisis
El sector de la leche de cabra está inmerso en una grave crisis provocada por la inestabilidad del mercado que ha hecho que, durante los últimos meses, los precios se encuentren muy por debajo de los costes de producción. Esta situación hace que el ganadero tenga que enfrentarse día a día con la incertidumbre, no sólo de que si el precio que percibirá por el producto le compensará los gastos y le permitirá seguir con la actividad, sino incluso si alguien la va a seguir retirando la leche. “Esperemos que el sector haga buen uso de el contrato y que exista un verdadero interés, tanto por el ganadero como por la industria, en que se produzca la firma del mayor número de contratos posibles, de forma que una parte importante del volumen global de leche del mercado se encuentre contratada y, por tanto, ajena a los vaivenes a los que está acostumbrado el sector”.
La existencia de estos contratos debe llevar a que el sector productor y el industrial se vinculen mutuamente, pasando de considerarse adversarios a aliados comerciales. Esto, según el técnico de Asaja Málaga, debe permitir una fidelización de las relaciones necesaria para abarcar en conjunto soluciones a los actuales problemas del mercado como son la estacionalidad, retribución de los esfuerzos encaminados a obtener calidad, etc.
Málaga debe ser capaz de proteger este sector, enclavado mayoritariamente en zonas desfavorecidas, donde contribuye de forma fundamental al mantenimiento de la población y la sostenibilidad medioambiental.
En el sector caprino, al igual que sucede en la generalidad de las producciones agrícolas y ganaderas, la producción se encuentra altamente atomizada, por lo que carece de capacidad y fuerza negociadora frente a la industria transformadora, mucho más concentrada y cohesionada. (En Andalucía dos empresas, García Baquero y Forlactaria acaparan el 80% de la leche producida en las 11.000 explotaciones).
Precisamente en estos días, además de la oficialización del contrato tipo, se ha producido otra buena noticia para el sector, como es la creación de la cooperativa de segundo grado PROCASUR SCA para la comercialización en común de la leche de cabra de las distintas cooperativas integradas, entre otras, las dos malagueñas AGAMMA y AGASUR. “Esto viene a demostrar la inquietud de este sector ganadero, que pese a la penosa situación por la que atraviesa muestra un dinamismo y deseo de trabajar para adaptar sus explotaciones a los requerimientos del mercado y poder así continuar generando vida en su entorno”, concluye Carlos Carreira.
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