La trazabilidad y la seguridad alimentaria son conceptos por los que aboga el nuevo Modelo de Producción Europea. En definitiva se trata de que la leche que se consuma haya sido producida en las mejores condiciones que haga de ella un alimento seguro y a su vez que haya sido sometida a una serie de controles que garantice tanto su origen como su inocuidad para el consumidor. El escenario en el cual tiene lugar todo esto es España dentro de la Unión Europea.
En un mundo ideal los actores implicados en el sector actuarían de la siguiente manera:
Cualquier consumidor lo que más desea y además lo supone es que la leche o productos lácteos que consuma sean para empezar alimentos seguros, que no le provoquen ningún trastorno y que sean de la más alta calidad y seguro que estaría dispuesto a pagar esa diferencia de calidad porque además estaría educado para saber en qué consisten estas diferencias.
El productor de leche se debería sentir orgulloso por el hecho de estar produciendo un alimento que lo va a consumir la gente como él y su familia y por tanto debería garantizar que su leche sea de la más alta calidad y segura. Además sabría sin lugar a dudas que éste es el camino para que su negocio sea más eficiente y por tanto más rentable, dentro de este marco sería el productor quien acordaría los precios de venta de su materia prima junto con la industria.
La industria transformadora debería asegurarse de que la leche que recogiese cumpla los requisitos legales de acuerdo al destino de esa leche, de esta manera no solo estaría cumpliendo con un requisito legal sino que el producto transformado que venda sea de la más alta calidad y esto también debería ir parejo a un incremento de sus beneficios. Lógicamente la recogida de una leche de calidad va implícita a pagar un mayor precio por ella, esto nos llevaría a un sistema de pago diferencial, premios a la mejor calidad y cese de la recogida al que no cumpla con los mínimos legales.
La administración por su lado debe velar porque todo esto se cumpliese, por un lado marcar las reglas del juego para los productores, exigir cómo debe ser la producción de leche de calidad y segura, exigir a la industria que recoja leche bajo un marco legal y asegurarse de que pague un precio justo por ella y que necesariamente no tenga porqué regirse bajo el paraguas del “mercado” ya que estamos hablando de alimentación. También debería servir de árbitro o moderador de todas las partes integrantes en el sector. Por supuesto debería educar al consumidor en esta materia realizando campañas sobre todo a los niños en el colegio que es cuando se adquieren los hábitos alimentarios. No se debería dejar este punto tan importante solo en manos de la industria.
Últimamente salió a escena otro actor y no es otro que la distribución que en teoría debería vender productos todos ellos de calidad diferenciada y garantizarle al consumidor, de dónde es el producto, en qué condiciones se ha producido y por supuesto qué calidad tiene.
¿Esto sería un mundo ideal o una meta alcanzable?, yo francamente creo que es alcanzable aunque no fácilmente ya que depende de la buena voluntad en querer hacer bien las cosas por parte de los principales actores y no exclusivamente estar condicionados por el precio de la leche. Lo primero de todo es hacer bien las cosas y que esto sea compatible con ganar dinero y esto indiscutiblemente una cosa no quita la otra, pero ganar dinero todo el mundo implicado en el sector no solamente unos pocos.
A buena parte del sector productor le queda mucho camino por andar, ser más eficientes en un mundo más competitivo y sobre todo asumir su dosis de responsabilidad en el escenario aunque bien es verdad que muchos están perdiendo mucho dinero, pero lo que está claro es que los más eficientes son los que menos dinero pierden y esa es la única vía para salir de ésta situación.
La industria es la que menos ha perdido porque la inmensa mayoría (por no decir todos) han tenido pingues beneficios, aunque digan que han perdido porque no han ganado lo que ellos hubiesen querido o porque no han alcanzado los objetivos que se marcaron.
El deber de cualquier administración es garantizar que todos cumplan la legislación vigente y velar que las reglas del juego sean para todos igual, da igual que sea un productor francés que español, el quid de la cuestión es que cualquier leche o producto lácteo que se consuma en España tiene que cumplir los mismos requisitos, da igual que la leche se produzca en la Cornisa Cantábrica, en Andalucía, en la Bretaña francesa o en la región de Westfalia alemana. La educación del consumidor es la piedra angular de todo este lío, y también la administración debería llevar el estandarte en esta materia.
El consumidor final debe conocer el origen y calidad de la leche o producto lácteo y que en base a esto consuma lo que crea conveniente da igual que compre en una gran cadena de distribución o que compre un litro de leche en una de las máquinas expendedoras que tanto están de moda.
Todo es cuestión de voluntad.
Luís Miguel Jiménez Galán, es Director Técnico de Servet Talavera, empresa especializada en asesoramiento técnico en Mastitis y Calidad de Leche en España y Portugal, es Vicepresidente y vocal de Calidad de Leche de la Asociación Nacional de Especialistas en Medicina Bovina de España (ANEMBE), miembro del equipo técnico de la página web solomamitis.com. Es organizador de las Jornadas Técnicas de vacuno de Leche de Talavera de La Reina, imparte conferencias y cursos en numerosos foros y es autor de artículos en revistas relacionadas con el sector.
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