La venta de leche fresca en máquinas expendedoras, un regreso a los orígenes en el consumo de leche, de moda en el norte de España, capea la crisis con éxito y han logrado reunir una clientela fiel en tan solo unos meses de funcionamiento.
Asturias cuenta en estos momentos con cuatro máquinas expendedoras de leche. Dos están, desde enero, en el mercado del Sur de Gijón, instaladas por El Campu La Llera, que agrupa a dos ganaderías maliayas. Otra, la primera que se puso en Asturias, el pasado agosto, está en Villaviciosa y la cuarta, instalada el pasado otoño, se ubica en el mercado del Fontán, en Oviedo. Ambas son propiedad de la ganadería Los Caserinos, pionera de la venta de leche fresca en Asturias. Alberto Amandi, uno de sus dueños, asegura que las dos expendedoras marchan viento en popa y han logrado, en unos pocos meses, juntar una clientela fiel. «Estamos contentos con la respuesta del público», señala Amandi. Además, constata que el volumen de ventas es sensiblemente más alto en Oviedo que en Villaviciosa. La media de venta diaria por máquina es de unos 300 litros.
Las máquinas han vuelto a ser noticia esta semana por el cierre cautelar de una de ellas, instalada en una tienda delicatessen de Santurce (Vizcaya), al incumplir las condiciones sanitarias. El Departamento de Sanidad del Gobierno Vasco decidió cerrar de forma cautelar la expendedora al detectar una cantidad elevada de microbacterias en la leche.
Amandi considera injusto que desde algunos sectores de la industria láctea se carguen las tintas contra la leche sin pasteurizar. «Tiene muchos más riesgos la leche que se vende en cartones a 45 céntimos por litro, me gustaría que alguien me explicase qué es lo que hay dentro de esos bricks», afirma Amandi.
El precintado cautelar de la máquina vasca no tiene por qué despertar los recelos de los consumidores, según Amandi. «La leche va directamente de la ganadería al depósito de la expendedora, la seguridad es total», añade.
Las autoridades vascas barajan que la máquina precintada podría haber sufrido algún tipo de incidencia técnica en su equipo de frío. También se especula con que la partida de leche ya hubiera salido en malas condiciones desde la ganadería de origen o que se deteriorase durante el transporte. Las máquinas son de fabricación italiana. El productor vende el litro a un euro, frente a 33 céntimos de media que pagan las industrias a los ganaderos.
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