La Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO) de Naciones Unidas pidió el mes pasado una mayor vigilancia internacional, después de tres brotes en cuatro meses, ocurridos en Japón y en Corea del Sur. El creciente número de casos en Japón también incrementó la presión política sobre el impopular primer ministro, Yukio Hatoyama.
Pero el director general de la OIE, Bernard Vallat, dijo que ambas naciones habían aplicado medidas apropiadas para controlar los brotes y que la organización no veía necesidad de una respuesta internacional específica.
«La OIE considera que esta situación, de momento, no necesita una alerta regional o global específica», dijo Vallat, después de una conferencia de prensa ayer en la asamblea anual de la OIE. Y agregó: «Los países están respetando todas las normas internacionales y esto realmente es una reacción buena». La situación en Japón fue favorecida por la concentración de la enfermedad en sólo una región, Miyazaki, y por el uso de vacunaciones estratégicas en la zona del problema, dijo Vallat.
La aftosa es una enfermedad altamente contagiosa que afecta al ganado bovino, las ovejas, las cabras y los cerdos, pero no a los seres humanos.
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