Un estudio de los profesores de la Universidad de Santiago Francisco Sineiro, Jorge Santiso, Victoriano Calcedo y Roberto Lorenzana, concluye que la industria deberá emprender estrategias de tamaño «con objetivos de competitividad y capacidad». Advierte que la liberalización traerá consigo precios más bajos y subida de las materias primas, lo que obligará a adaptarse a productores e industrias.
Dimensión, capacidad y competitividad son los ingredientes de la receta para el nuevo escenario, en el que es previsible mayor competencia, y que los grandes operadores internacionales y la distribución se marquen objetivos de cuota de mercado a partir de precios marginales. El informe recomienda un etiquetado de proximidad y la innovación en productos con tratamientos de temperatura moderada, para potenciar el mercado de la leche envasada ligada al territorio, al paisaje y a los ganaderos. El sector no puede renunciar al crecimiento del mercado de quesos.
Reducción de costes
Un escenario de bajos costes requiere una reducción de los precios de producción. Habría que focalizar esfuerzos en la alimentación del ganado. Más forrajes, mejoras en la eficiencia de gestión y logística de alimentos comprados, y cambios progresivos del modelo de producción podrían ser instrumentos eficaces si se realizan con criterios técnicos y económicos coherentes.
La perspectiva de menores márgenes de explotación por unidad de leche producida requiere un incremento de la productividad, para mantener la capacidad adquisitiva. Se proponen fórmulas societarias, y definir un modelo de monitorización con indicadores de costes, productividad, capacidad adquisitiva y condiciones de trabajo. También, reforzar los instrumentos financieros que permitan mantener la actividad en zonas de producción desfavorecidas.
El informe recoge la relevancia de las cooperativas en los países del norte europeo, que comercializan la práctica totalidad de la producción, como sucede en las naciones escandinavos, Dinamarca e Irlanda. En Holanda supera el 80%, mientras en España es el 30%. Además, en varios países el peso de las cooperativas se prolonga a la industria láctea. Coexisten las pequeñas, de carácter local, que recogen y comercializan la leche de sus socios -aunque muchas se han fusionado- con las que industrializan leche en mantequilla y leche en polvo.
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