La opinión mayoritaria es que tanto a nivel de consumidores, como para los productores y también para las industrias competidoras, los efectos que tendría esta operación serían negativos.
Sinergias, economías de escala, soluciones logísticas, son algunos de los efectos que tendría, tanto para Soprole como Nestlé, el joint venture que esperan que el Tribunal de Defensa de la Libre Competencia (TDLC) les apruebe. Sin embargo, distintos actores del sector lácteo califican a la operación de negativa, argumentando que subirían los precios de los productos vendidos a consumidor, habría menos opciones para productores para vender su leche y la industria estancaría su desarrollo por haber menor competencia que lo impulse.
Según lo informado por ambas compañías, la operación entre la filial de Fonterra y Nestlé, que daría como resultado la empresa DPA Chile, generaría sinergias por $9.259 millones anuales. La eficiencia, llevada “a valor presente representa alrededor de $100 mil millones”, informó a su vez Soprole, presidida por Gerardo Varela.
Consumidores
Nestlé, presidida por Fernando del Solar, expuso en su consulta que en 2009 la industria láctea movió unos US$1.400 millones –que proyecta llegue a US$1.650 millones a 2014–, aunque de acuerdo a productores la cifra podría ser mayor, llegando a los US$1.800 millones. Además, a nivel interno, el consumo per cápita sería de 130 litros anuales que el joint venture espera elevar en 10 años, para alcanzar los 250 litros anuales.
De acuerdo al presidente de Aproleche Biobío, Juan Pablo Aruta, “es imposible hacerlo en menos de treinta años, de acuerdo a estudios. Además, en eso se ha trabajado en el último tiempo, sin un resultado relevante”.
“La idea de plantear esta alianza como un joint venture para desarrollar el consumo de lácteos en Chile, es una burda estrategia para tratar de convencer a las autoridades de Gobierno y a los organismos antimonopolios del país, sobre las supuestas bondades de esta operación conjunta”, indicó el presidente de Fedeleche, Dieter Konow.
De acuerdo al director del Centro de Estudios del Retail (Ceret), Máximo Bosch, “por el lado del consumidor, la falta de competencia va a generar alza en los precios. Seguramente no será un efecto inmediato, pero en un mercado que ya está desarrollado, donde los consumidores no dejarán de comprar, seguramente subirán los valores de los productos”. Coinciden con su apreciación productores lecheros, quienes estiman el alza en los primeros tres años entre un 5% y 10%.
Y en ese sentido argumentan el poder casi sin contrapeso que tendría el nuevo gigante lácteo. Es así como en volumen, DPA Chile sumaría una participación de 89,2% en postres; en crema espesa totalizarían el 74,5%; en manjar obtendrían el 69,5%; en yogurt el 53,4%; en leche líquida el 41,2%; en crema para batir el 30,1%, y en margarina el 23,3%.
Productores de Leche
“Cualquier concentración en el poder industrial es un perjucio para el productor, por reducción de actores de compra, y especialmente para el sector lácteo primario, donde ya son pocos y concertados entre ellas”, afirmó el presidente de la Sociedad Agrícola y Ganadera de la Región de Los Ríos (SAVAL), Marcelo Hoffmann.
Considera que “para el productor es nefasto, más aún considerando ya actualmente la presión que ejerce Soprole sobre el resto de la industria, en cuanto a ser referente en marcar las pautas de pago por la leche”.
De acuerdo al ex presidente de Fedeleche, Ricardo Michaelis, “esto es más que un joint venture, es una suerte de fusión camuflada en el sentido que el mercado de leche cruda –materia prima– es bastante imperfecto por su carácter oligopsónico”. Por esto, la tarea que tienen la FNE y el TDLC es bastante complicada, ya que tendrá que dar garantías de que el mercado no se vea perjudicado por esta iniciativa”.
Para los productores, de acuerdo a Michaelis, “significaría aún más concentración del poder de compra. Si bien no es automático, la tendencia tendría que ir hacia allá y los productores tendría menos posibilidades de cambiarse de una planta a otra”. Esto porque “si bien hay unas siete empresas en Chile que concentran cerca del 90% de la compra de leche cruda, no compran leche en todo Chile. Hay lugares donde los productores no tienen más de un par de opciones para cambiarse de planta”.
Entre enero y agosto de este año Soprole recepcionó el 25,5% de materia prima fluida, ubicándose en el primer lugar del ranking. En tercer lugar se encuentra Nestlé con un 20%. En segunda posición está Colun (22,3%); sin embargo, de acuerdo a Michaelis, “se trata de una cooperativa que sólo recibe leche de sus asociados, entonces, no es un poder comprador para todos los productores. Si se lo elimina de la lista, la recepción de leche fluida entre Nestlé y Soprole es más de la mitad”.
Además, “la industria hoy impone las condiciones en que quiere comprar la leche y también los precios. O sea, no hay una negociación. Por esto, el riesgo de que el mercado, con esta operación, se haga más opaco, o menos transparente, es alto”, agregó.
Industria
Para el resto de la industria también habría efectos negativos.
Según Bosch “no me cabe duda de que si se llegara a concretar el joint venture, se estancaría el desarrollo de los productos, porque lo que lo ha generado es la competencia. Eso la transforma en una industria más ineficiente”.
Agregó que “hay muy bajas posibilidades de que los otros entren a competir al nivel que tendrá esta alianza, a lo que se suma que no es un negocio de fácil entrada”.
Hoffmann opina que “para las demás empresas lácteas, habrá mayor presión al sistema, y mayor protagonismo del eje Soprole para marcar la pauta sobre el precio de compra primaria y de presión de venta sobre productos elaborados hacia el comercio”.
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