''El estado de la hacienda es tan pobre y la oferta forrajera es tan inferior a lo habitual por la extendida destrucción de pasturas, que pasarán muchos meses antes de que se vuelva estabilizar el sistema y se genere una oferta normal de gordo'', apunta Ignacio Iriarte, director de Informe Ganadero. ''Entre la política oficial, la seca y tres años de liquidación, la destrucción acumulada es enorme en vacas muertas, pérdidas de kilos, deterioro de mejoras fijas y envejecimiento de los reproductores. Los próximos años serán parecidos a los de una reconstrucción después de una guerra'', sintetiza.
Los criadores chicos, de menos de 200 vacas, son los que más sufren la crisis. Destetaron terneros con 20/30 kilos menos de lo normal y vendieron vacas vacías a 200/300 pesos. Ya se desprendieron de casi toda su producción anual y deben llegar a marzo del año que viene con la cola del destete. ''Tienen menos vientres y, aunque el precio y el clima se recuperaran, su facturación de los próximos años se ubicará por debajo de sus costos fijos'', adelanta Iriarte. Y agrega: ''Pasará mucho tiempo antes de que estos pequeños productores vuelvan a estar en condiciones de acumular capital hacienda''.
Teóricamente, en el próximo servicio deberían entorarse 20 millones de vacas, unos 4 millones menos que en 2007. Pero hay tres factores que podrían impedir que se alcance esa meta: primero, la mortandad de vacas que ocurrirá con el avance del invierno y la parición en condiciones muy débiles. Segundo, muchos criadores se han comido toda o parte de la reposición anual por la caída de ingresos. Tercero, porque se verifica, en el tacto preservicio, un desarrollo muy inferior al habitual en el aparato reproductivo de las vaquillonas, que llegan con un peso inferior al recomendado y con un retraso generalizado en su madurez sexual.
Además, llegar a la primavera con poca mortandad no será tarea fácil. Un rollo cotiza a 180/200 pesos en las zonas más comprometidas y no resulta rentable como alimento para vacas de cría. En algunas regiones favorecidas por recientes lluvias de pocos milímetros, se ve verdear un poco los campos, pero no hay nada de volumen. Las avenas no rebotan o directamente se están secando.
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