La producción de carne en la Argentina caerá hasta 15% de acá a un año, según un estudio de la Federación Agraria Argentina (FAA) publicado ayer. El indicador refleja que habrá unas 450.000 toneladas disponibles menos para repartir entre el consumo interno y la exportación. Por eso, “la Argentina estará al borde de importar carnes para cubrir la demanda interna”, explicó el trabajo.
El origen de la crisis de oferta de carnes está en la caída del stock ganadero. Según la entidad, para 2010 habrá una caída de 7 millones de cabezas de ganado, desde las 55,3 millones actuales. Este volumen retrae el stock a valores cercanos a los de 1998, y de darse la caída total estimada, el stock total sería el más bajo de los últimos 45 años, según FAA.
En la década del ’70, el stock promedio fue de 55,9 millones de cabezas, y en los ’80, de 52,2 millones. Hasta 1998, ningún año había mostrado cifras menores a los 50 millones de animales. Pero el año próximo, sostiene el trabajo, los inventarios no superarán los 48 millones.
Los números indican que, de mantenerse el consumo per capita actual de los argentinos (el mayor del mundo, con unos 69 kilos por habitante por año), habrá que importar carne.
Según otro estudio difundido ayer, de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), si se eligiera a Uruguay como el país de origen de esas importaciones de carne, el aumento del precio al consumidor local podría alcanzar un 123% en el caso del bife angosto, y un 50% en promedio en cuatro cortes seleccionados (carne picada, bife angosto, cuadril y nalga), en el caso improbable de que el Gobierno decidiera no dar subsidios al consumo, indicaron en CRA.
Para otros analistas, antes de importar carne, los argentinos consumirán menos.
Hace unos meses, el Instituto de Promoción de la carne Vacuna Argentina (Ipcva) publicó un informe según el cual, entre noviembre del año pasado y febrero de este año, el consumo del producto se contrajo un 8% (pasó de 16,31 a 14,98 kilos por habitante por mes). Algunos estiman que ese indicador se puede extrapolar al año entero, lo que marcaría la primera baja anual del consumo de carne bovina en años.
CONCENTRACIÓN
Según el estudio de FAA, el porcentaje de participación de hembras sobre el total de la faena seguirá en torno al 50% en el próximo año. Hace 10 años, ese valor no llegaba al 42%.
El técnico y autor del informe, Luis Contigiani, le aclaró a El Cronista que “el porcentaje de hembras refleja la descapitalización, la salida del negocio”. Según explicó, los productores se desprenden del negocio, pero quienes lo hacen son los que tienen menos de 500 animales en su rodeo, es decir, los pequeños y medianos. “Contrariamente con lo que dice, el Gobierno promueve así la concentración de la actividad”, sentenció.
Según el censo agropecuario del Senasa, del año 2000, más del 90% de los ganaderos tiene menos de 500 vacas.
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