Trabajadores de la carne, agrupados en el Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Carne del Gran Buenos Aires (SICGBA), amenazaron con nuevas movilizaciones para el próximo 11 si los empresarios ''no acceden'' a otorgarles un monto fijo de $1.800 mensuales por la caída salarial ''registrada'' entre octubre y diciembre.
El gremio, además, está exigiendo que ''se respeten'' las 200 horas mensuales y se establezca un incremento salarial del 38% a partir del 1º de marzo.
“Entre octubre y diciembre de 2008, cerca de 2.500 compañeros perdieron su trabajo y, a pesar de las gestiones ante el ministerio de Trabajo a cargo de Carlos Tomada, no fueron reincorporados”, denunció el sindicato a través de un comunicado de prensa.
Según los gremialistas, los frigoríficos también recurrieron a “suspensiones, vacaciones adelantadas y, fundamentalmente, la aplicación de la garantía horaria de 140 horas mensuales”. Estas medidas afectaron a unos a 15.000 trabajadores.
El sindicato, además, había solicitado un subsidio a la cartera laboral para 12.000 trabajadores pero, según ellos, el pedido “fue rechazado en el 80% de los casos con motivo de las excelentes utilidades manifestadas en los balances presentados” por las empresas.
“Los trabajadores siguen hoy sufriendo la baja salarial pero las empresas no dicen que están cobrando un derecho de faena y para compensar la baja de los precios del cuero y los subproductos. Además, los frigoríficos están haciendo acopio de cuero para comercializarlos cuando se incremente su precio”, aseveró el SCGBA.
Al mismo tiempo, gremialistas del Sindicato de Obreros Curtidores de Capital Federal y el Gran Buenos Aires (SOC) tomaron ayer la fábrica Wyny, de capitales mexicanos, ante su “cierre inminente cierre” ya que “están en riesgo más de 250 puestos de trabajo”.
El titular del gremio, Walter Correa, aseguró que los empresarios “argumentan que el cierre se debe a la crisis internacional y a los golpes de la recesión pero las consecuencias siempre las pagan los trabajadores”.
El sindicato de curtidores está exigiendo que “se respeten los puestos de trabajo pero, en caso de que los empresarios mexicanos decidan cerrar la fábrica, deberán pagar el total que adeudan a los curtidores en concepto de sueldos e indemnizaciones”. Según Correa, los trabajadores “no pueden tolerar más el pisoteo de sus derechos”.
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