La Argentina perdió $ 51 mil millones como consecuencia de la mala política ganadera implementada a partir de 2005 y estamos en graves problemas para el autoabastecimiento de carne, aseguró Néstor Roulet, ex vicepresidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA).
En un trabajo que dio a conocer a este diario, el dirigente afirmó que «a partir de 2005/principios de 2006, el Gobierno tomó medidas erróneas -cierre de exportaciones, cupo para las exportaciones, peso mínimo de faena, precios máximos, aprietes a la cadena- y lo único que consiguió fue el desaliento de la producción ganadera y el desmoronamiento del stock ganadero».
Esta política, asociada a un alto consumo de carne -unos 70 kilos per cápita- hace que a partir de 2010 estemos en un escenario crítico, ya que para cubrir la demanda (sólo la demanda interna, presuponiendo ningún volumen de exportación) necesitaríamos alrededor de 2,8 millones de toneladas (40 millones de personas por 70 kilos de carne) que con el peso de faena actual serían 13,5 millones de cabezas, señala el documento.
A continuación, los principales puntos del informe:
Si el nacimiento de terneros este año va a estar por debajo de los 10 millones de cabezas, lo que presupone que el destete para 2010 será de menos de 10 millones de terneros y necesitamos faenar 13,5 millones de cabezas, ¿de dónde vamos a sacar los otros 3,5 millones de cabezas?; sin dudarlo, del stock ganadero, como lo hemos hecho a partir de 2006.
¿Qué hubiese ocurrido si el Gobierno no hubiera intervenido en los mercados? ¿Si se hubieran mantenido las condiciones de 2005, un año con buena producción de carne pero -al mismo tiempo- con una retención de vientres superior a la reposición de las vacas de rechazos?
Si imaginamos un escenario, teniendo en cuenta las variables de un 15% de reposición de vientres por rechazo, un 10% de retenciones para el crecimiento del stock de madres y los mismos índices de preñez -esto para que no se especule con que hubo menos terneros por la sequía- y lo comparamos con la situación real (cuadro 1) observaremos cómo, a pesar de tener un crecimiento en las madres -de aproximadamente 7 millones de cabezas en estos tres años- por la retención de hembras, la cantidad de hembras con destino a faena se conserva por la presión del aumento de faena de las vacas de rechazo.
La posibilidad del aumento en el número de madres trae como consecuencia un mayor destete de terneros si lo comparamos con lo que realmente sucedió en el país debido a las malas políticas del Gobierno (cuadro 2).
El aumento en el destete de terneros, al ser en 50% machos, nos hubiera dado la posibilidad de incrementar el número de cabezas de animales machos para faena, que al sumarle las hembras para este destino (cuadro 3) hubiera derivado en un mayor tonelaje de carne disponible, aumentando el saldo exportable de ésta, aseguró el informe.
Si este escenario que se dio en 2005 -retención de hembras y mayor cantidad de carne- se hubiera profundizado en los años siguientes, incentivando a que el productor cobrara el precio que le correspondía, el stock ganadero en la Argentina hubiese crecido en un 18% (de 59 millones de cabezas a 69 millones), lo que implicaría una seguridad alimentaria que hoy no tenemos.
Por el contrario, dadas las decisiones del Gobierno, nuestro stock ganadero disminuyó un 17%, lo que implica que entre una política racional y la real (cuadro 4) hay una diferencia de 20 millones de cabezas menos.
En este punto debemos aclarar que esto no hubiera sido sinónimo de aumento en el precio de la carne en mostrador -aunque con la actual política a partir de 2005 hasta hoy aumentó un 100% a pesar de haberse mantenido hasta hace un mes el mismo precio del novillo en pie- ya que al haberse incentivado por un efecto de compensación entre exportación y mercado interno, se hubieran hecho más novillos pesados y la carne en el mostrador sería más barata.
Deberíamos sumar (cuadro 5) lo que perdimos en producción de carne, la diferencia del stock ganadero y las compensaciones pagadas por el Gobierno. Luego de hacer esta cuenta podemos concluir en que la Argentina se hubiera favorecido si el Gobierno no hubiera intervenido en los mercados.
El país hubiera tenido un crecimiento de alrededor del 4,2% anual de su rodeo y en la actualidad hubiera tenido 20 millones de cabezas más en su stock ganadero.
Además, hubiera aumentado el stock de madres en 7 millones de cabezas, hubiera producido 11 millones de terneros más y 1.330.000 toneladas más de carne.
«Si sumamos todas las pérdidas, el país perdió $ 51.450.000.000 por la política aplicada por el Gobierno al sector ganadero a partir de 2005», concluyo Roulet.
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