De los cerdos ya se sabe que se aprovecha casi todo. Incluso sus contaminantes excrementos pueden servir para generar un producto con las mismas propiedades que el gas natural: el biogás. Su desarrollo es aún incipiente en España, uno de los mayores países ganaderos de la Unión Europea, donde se prevé que alcance la implantación que tiene en estados como Alemania, Austria y Suecia, en los que es una de las alternativas más empleadas para valorizar los subproductos alimentarios.
En Catalunya, el Govern ha elaborado un plan con el fin de que en el 2012 el 10% de los purines porcinos sean reconvertidos en gas. Para ello planea la apertura de 24 plantas –que se sumarían a las seis ya en marcha– en aquellas zonas de mayor actividad ganadera y, por tanto, con una densidad de deyecciones que requiere un control para que no contaminen tierras de cultivo o el agua.
El biogás se genera por la acción de bacterias naturales durante la biodegradación de materiales orgánicos almacenados sin aire. Se puede obtener por tanto en vertederos y depuradoras, cuya implantación está más extendida, y a partir de residuos agroalimentarios.
En este último caso, el biogás producido contiene un 65% de metano, lo que le proporciona una alta capacidad calorífica. Este calor se puede aprovechar para calefacción, agua caliente, secado y otros usos, aunque lo que más ingresos genera es su transformación en electricidad.
EL METANO
El biogás se considera una energía limpia porque para su producción no se emite dióxido de carbono (CO2). Además, tiene una ventaja añadida: la reducción de las emisiones de metano que expulsan los animales, un componente 20 veces más contaminante que el CO2. Andrés Pascual, coordinador del proyecto Probiogás –impulsado por el Ministerio de Ciencia e Innovación para fomentar su uso–, no prevé que el biogás tenga el desarrollo de otras fuentes renovables como la eólica, pero considera que su implantación es primordial para reducir los niveles de metano. Cuanto menos tiempo estén los excrementos en el suelo, menos metano se emite.
LA REDISTRIBUCIÓN
Otra de las ventajas del sistema es que los desechos (una vez eliminado el gas) se pueden utilizar como fertilizantes naturales. Salvador Puig, presidente del Consorci de Gestió de Fertilització Agrària de Catalunya, entidad pública encargada de gestionar los residuos agrícolas, explica que el objetivo del Govern es que estos abonos, que tienen nitrógeno (componente necesario para la agricultura), se destinen a las áreas con menos ganado. «La idea es redistribuir el nitrógeno de aquellas zonas con alta densidad ganadera a las deficitarias», explica. Hay que tener en cuenta que Catalunya produce una cuarta parte de la demanda de porcino en España. Las explotaciones se concentran en el entorno de Vic (Osona) y algunas zonas de Lleida y Girona.
POSIBILIDAD DE ALMACENAMIENTO
Por último, el responsable de energía de Greenpeace, José Luis García, cita otra de las ventajas fundamentales del biogás: que se puede almacenar y transportar, características que no cumplen otras energías renovables. Para él, lo más «interesante» del biogás es su uso combinado con otras fuentes limpias, por ejemplo, en las plantas termosolares en sustitución del gas natural.
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